No planificar los gastos presupuestarios de tu empresa cuando la acabas de crear, y cuando por lo tanto está «en pañales» como quien dice, puede ser uno de los mayores errores que puedas cometer.
Por desgracia, es un fallo frecuente de muchos emprendedores y de muchas emprendedoras que se lanzan a la aventura de crear un negocio sin dedicar un tiempo prudencial al análisis del proyecto y a su adecuación al contexto sectorial que hayamos elegido.
Dicho contexto es fundamental, pues de nada sirve cubrir un espacio ya cubierto por la competencia o abrir unas oficinas, o peor aún, un comercio, en un ámbito geográfico carente de clientes potenciales.
Todas esas cosas deben estudiarse y nosotros tenemos que procurar reducir riesgos innecesarios. Porque en el universo del emprendimiento, asumir riesgos implica perder fondos económicos; y sin fondos no tenemos posibilidad alguna de materializar el tipo de empresa que deseamos crear.
No importa que el colchón presupuestario provenga de nuestros ahorros, de una fuente colaborativa o de créditos rápidos de WannaCash.es, porque en todos los casos es una inversión que eventualmente debe transformarse en ganancias. Es lo que suele conocerse como ROI o retorno de la inversión, un concepto muy empleado en marketing.
Por lo tanto, la gestión presupuestaria de la nueva empresa debe ser impecable si aspiramos a que nuestra startup emerja en un maremágnum de negocios diversos y mucho más consolidados que el nuestro, ya sea por antigüedad, por disponer de una base de clientes fieles muy sólida o por una mezcla de ambas cosas.
Para un mejor manejo de dicho presupuesto general, sería conveniente dividir por facetas los gastos y las ganancias: préstamos en el acto o bancarios por un lado, ahorros por otro, contrataciones en un tercer grupo, gastos de local en una cuarta categoría, etc.
No hay una sola manera de hacer un presupuesto, depende de las características de nuestra empresa y de nuestra forma de trabajar. Pero hay que hacerlo y hay que tomarse la molestia de organizarlo. Solo así llegará el día en el que nuestra empresa supere la fase crítica y se establezca con fuerza.