Para los que se han preguntado por qué los gobiernos no destruyen definitivamente el hábito de los cigarrillos, prohibiéndolos porque son más dañinos que la marihuana, la respuesta es sencilla: no se trata de respeto a los que ya tienen el hábito, sino sencillamente a la debacle económica que significa deshacerse de ese producto.
La cadena de recursos, tanto humanos como económicos, que hacen que sea imposible deshacerse de ese producto.
Afectaría la bolsa, la economía de todos los países, y sería peor que la crisis del 30 en EEUU.
Algo parecido pasa con la moda, mal que nos pese, esa “frivolidad”, como les gusta llamarla a algunos, es el pilar de una economía que comienza desde la cosecha de los insumos, algodón, seda, fibras que no se dan ni en cualquier país, ni en cualquier clima, hasta que termina sobre el cuerpo de alguien, la cadena de comercialización es monstruosa y útil para el desarrollo de trabajos y por lo tanto para todo lo demás, productos colaterales como la medicina.
Cada vez que se coloque una prensa encima, hay que pensar que algo tan simple llegó a ese punto mediante complicada historia que tiene que mucho que ver con la economía de los países, con la salud de sus habitantes, y por supuesto, su componente en cuestiones políticas.
La moda, no es sólo una forma de expresarse o un enunciado del arte, es mucho más que eso, e involucra una práctica que a veces no es tan inocente.
Se sabe que en lo referente a algunas prendas, o productos como zapatillas, cuestiones de esclavitud y salud se involucran en el producto.
Se sabe que los jeans gastados, por ejemplo, se logran con una técnica de arenado que afecta la salud de los que la realizan.
Se sabe además, que cierta marca conocida de zapatillas usa mano esclava de niños para el montaje, ya que no se ha logrado automatizar muchos de los procesos de construcción.
Lo ideal sería conocer e involucrarse en los procesos de creación y construcción y no consumir aquellos que se saben dañan la salud de alguien, mientras, la moda, es un modo válido y digno de mover la economía de un país.
La moda tiene que ver con lo mejor del arte efímero, se renueva, agrada, y sobre todo, nos reconforta.
A los que nos gusta la moda, no nos importa que nos tengan por frívolos o livianos, disfrutamos de una de las formas del arte más inofensiva y productiva en relación a cualquiera de las otras actividades económicas humanas, señalando en el proceso que vestirse, bien o mal no daña al vecino, lo que no se puede decir del cigarrilo.
Entre la moda y el cigarrillo, me quedo con la moda.