Problemas en las políticas y algortimos de Facebook
Algunos analistas, observadores del proceso de tendencias en el uso de redes sociales por parte de los usuarios le asignan al ingreso de Facebook a cotizar en bolsa, el principio del fin.
Un extraño fenómeno de incomprensión sobre el objetivo de las redes sociales parece ser el culpable, la palabra “gratis”, dejó de ser tal, y de repente, muchos de los usuarios de las redes sociales comprendieron que las aplicaciones, el uso de la Internet, en general, las redes sociales en particular, toman de los usuarios el bien más importante: el tiempo.
No sólo ello, sino que ese tiempo tiene un costo indefinido, y que el que conoce ese valor, y sabe cobrarlo es la propia red social, el concepto le cabe a todas las redes sociales, pero la más resonante es Facebook, porque su ingreso a cotizar en bolsa fue sorpresivo, inesperado y generó desconfianza en sus participantes.
De repente se reveló lo que la mayoría de los SEO posicionamiento, sabían: nada es gratis en la Internet.
Otro tema importante, es que las aplicaciones corren detrás de un objetivo: el posicionamiento en buscadores; conocedoras que esa es la fórmula del éxito, implementaron políticas de diseño apuntadas a ese proceso que había fácil manipular los resultados de las búsquedas. Y ese fue el primer error, ya que Google, implementó a su vez, algoritmos que bloqueaban la cuenta de accesos desde redes sociales, precisamente por ser manipulables.
A pesar de ello, y por lo mismo, Facebook comprendía bien que así como los usuarios no perciben dónde y cómo se realizan sus ganancias, también comprendió, que hasta el día de hoy, los usuarios poco comprenden sobre el alcance de sus intervenciones, y utilizan la red para difundir sus productos o informaciones.
No así las empresas, que cuando no ven reflejadas en beneficios, los gatos en recursos del uso de las redes, empezaron a pensar que las políticas de Facebook no son las que publicita la empresa, y con ello, Facebook, comenzó a tomar decisiones, en su mayoría desacertadas.
Ya el gigante Google no apoya las redes sociales, entonces, pensó en competirle, “revalorizando” su capital: los millones de usuarios, imitando lo que Google ya hizo y hace mejor: tomando sus datos, analizando sus gustos, comprando aplicaciones que analizaran imágenes, permitiendo introducir videos, es decir: un montaje de espionaje sobre sus usuarios.
Pero le salió mal también, pues pronto, al dejar de apoyarse en los anuncios de las empresas que ahora lo estaban abandonando, comenzó a vender su capital: datos que se comprometió a no revelar.
Y volvió a equivocarse, porque entonces perdió el bien más valioso, después del tiempo: confianza.
Tratando de revertir la situación, ya generada en la mente de sus usuarios de ser un comerciante inescrupuloso, decidió que sus algoritmos hicieran algo insólito: a principio del 2018, las publicaciones de familiares y amigos tienen prioridad en la rápida publicación on line; como muchos habrán notado la aparición en su línea de tiempo de comentarios no es secuencial, eso es porque la aparición de contenidos responde a un algoritmo de designa prioridades, bajo la idea que privilegiar a la familia, le daría una mejor imagen, hizo que las pocas grandes empresas que aún usaban sus servicios declinaran el interés, retirándose, si no podían vender sus mercaderías de qué servía destinar recursos para ver fotos familiares.
Esto provoco una deserción importante en anunciadores lo que hizo bajar sus acciones la bolsa.
El comportamiento del usuario ha comenzado a ser más cuidadoso con la información que ofrece en las redes sociales y con ello coarta el radio de acción de la aplicación, que a su vez, responde con medidas antipáticas para ambos lados, usuarios y empresas.
Fuga de anunciantes, menos tiempo de usuarios en la red, que migran a otras plataformas o se aburrieron de perder tiempo en las redes sociales, hacen que el Fecebook se encuentre en dificultades.
La pregunta del millón es: cuánto podrá soportar el golpe, qué pasa cuando un gigante de estas características deja de crecer o ser rentable para sus dueños.
Pregunta que queda en el pensamiento de los lectores.