Se hizo necesario individualizar obras, estilos, técnicas, y a pesar de ellos crecen las diferencias pero también las similitudes, e influencias. El arte se alimenta a sí mismo, y a su vez genera sus propias controversias.

En lo único que se puede confiar es en la clasificación de las palabras, cuando se refiere al arte moderno, refiere a lo posterior al arte clásico, o al arte contemporáneo.

Moderno es directamente actual, proviene del latín modernus, que se traduce como “reciente”. Siempre estaremos viviendo el arte moderno, no describe más allá de eso, que no es poco, la expectativa artística.

Los elementos de influencia son importantes, los grandes, Pablo Picasso, Salvador Dalí, Marcell Duschamps, entre otros, forman parte de la trilogía mágica, abrieron el camino a las tendencias de la actualidad, y así mismo, aún permanecen individuales, se convirtieron en sustantivos, picassiano, daliniano, duschampiano, para los cuales prima característica de la experimentación.

Una experimentación en dirección a considerar la interpretación de la obra como indiferente a la reproducción exacta de la representación; mientras para los clásicos, los retratos y escenas de época manejaban los detalles de la realidad donde la diferencia entre obras artísticas eran lo vívido del cuadro y los modelos constructivos, elementos y recursos que lograran un impacto por realismo, en el arte moderno no son valores conceptuales.

El arte moderno es una revolución contra ello y emprende el desarrollo de su expresión mediante elementos, materiales, el onirismo, o aspectos incognoscibles como el tiempo, que intenta el arte cinético.

Fundamentalmente el convencionalismo, estructuralmente el arte modernos es ese momento en que se abre a nuevos diálogos con el arte, que ya no establecen comparación con el realismo, la época de Monet, de Picasso, refleja una percepción particular un modo de expresión de la misma.

Algunos diferencian el arte moderno con el tipo de impacto, cuando trata de compromiso social, o político, que se consideran dos puntos de vista que convergen, se habla de arte contemporáneo, modelos de arte pictórico que siembran imágenes en la conciencia con señales históricas ineludibles, como el Guernica de Picasso.

En el arte clásico las obras de arte que representan épicas de batallas, de conquistas, se consideran más bien un arte publicitario, querían dejar impronta de heroísmo y éxitos bélicos como señal para el enemigo, tergiversaban la historia pero mejoraban en arte, la épica del ate clásico es un recorrido por la evolución de pintores extraordinarios, donde la realidad es lo que cuenta el cuadro, y el apego a la exactitud una virtud.

El arte moderno se deslinda de esa característica, no por evitar la exactitud, o señalar hechos históricos, sino por la forma de expresarlo, incluyendo, colocar en un plano de igualdad el material pictórico, el entorno; incorporar la tercera dimensión.

No le queda fácil al arte actual diferenciar épocas y asociarlas a obras de arte, las obras de arte se liberan de la sujeción del tiempo y los artistas plásticos incorporan nuevos elementos, provistos, en algunos casos por la tecnología, o de la tecnología, a veces, hasta parece que la obra fuera, justamente los soportes mismos de la obra.

El arte no se deja definir, ni clasificar, apenas hay palabras con el hombre intenta identificarlo, pero como siempre, el arte es la experiencia sensorial que la obra produce en el observador, sin importar con qué palabras se la puede describir, o dentro de qué clasificación se la quiere empaquetar.