En in our time de Ernest Hemingway 1 comenté la reciente, primera edición, en español de un libro suyo, cuya existencia ignoraba, originalmente publicado en 1925 con el título de In Our Time. En consecuencia, luego de singladuras por océanos cibernéticos, recalé en la inesperada edición original de 1924 de in our time –con minúsculas–. Concluí con la entrega de mi traducción del primer relato breve de ese texto y me comprometí a compartir el resto.
A medida que traducía los dos textos que presento en esta entrega se me cruzaron dos ideas de la poética de Hemingway. La primera, es que las peripecias de los protagonistas, de sus relatos y novelas, están muy ceñidas a la definición de la estructura, de la trama y personalidad, de los protagonistas que postula Aristóteles en distintos pasajes de su Poética. Imposible preguntarle a Hemingway si había leído la Poética de Aristóteles, a no ser intermediado por una, o un, especialista y una mesa de tres patas o un tablero Ouija –que la RAE lo llame "güija" me parece una boutade; "güija" me suena al ¡huija! de nuestro superhombre criollo, el cacique Patoruzú, los saben entienden–. Por lo tanto me limito a cotejar las coincidencias de los postulados de Aristóteles con la poética de Hemingway.
En el capítulo 15 de Poética, Aristóteles enfatiza las cuatro características ideales de los personajes trágicos, deben ser: 1. buenos; 2. "adecuados" o personas comunes; 3. deben tener "semejanza", puesto que la tragedia es mímesis y las acciones y los personajes deben ser reales; 4. la consistencia, o coherencia. Ahora, esto no es la inviolable Ley de Gravedad –la única que no pueden violar nuestros políticos–; si pensamos, por ejemplo, en muchos protagonistas de las novelas de Fiodor Dostoyevsky vemos, cómo no se cumplen estas características que recomienda Aristóteles; que sí la tienen los personajes de los textos de Ernest Hemingway.
Pero antes, en el capítulo 13, Aristóteles recomienda que la estructura sea compleja y que, además, debe provocar "temor y compasión"; paso seguido detalla algunas posibilidades de estas circunstancias para concluir: "la compasión se siente por aquel que no merece la mala fortuna, y el temor se siente por aquel que es semejante a nosotros". Así, este personaje que cae en la mala fortuna no es ni bueno ni malo, simplemente incurre en la hamartía (error cometido de manera involuntaria). Y es lo que le pasa al viejo Santiago en El viejo y el mar cuando, consciente de la desigual lucha contra los tiburones reflexiona: "You violated your luck when you went too far outside"; un personaje cuya desventura bien podría formar parte del repertorio de tragedias griegas y haber sido tratado, con la misma densidad, por Eurípides. Siguiendo en esta concordancia de enfoques sobre la característica de los personajes, Hemingway volverá a coincidir con la Poética, cuando, ahora sí, aclara y fundamenta cuál es la mejor manera de plantear el carácter de los protagonistas. Este pequeño desarrollo teórico lo hará en otro libro publicado en 1932 y del que escribiré más adelante, a medida que avancemos con los textos de in our time.
A continuación el segundo y tercer relato de in our time: 'capítulo 2' y 'capítulo 3', pasen y lean:
capítulo 2
El primer matador[1] recibió la cornada a través de la mano del estoque y la multitud lo abucheó. El segundo matador resbaló y el toro lo alcanzó en el vientre y él se mantuvo agarrado del cuerno con una mano y con la otra apretó fuerte sobre la herida, y el toro bum lo embistió contra la pared y el cuerno se salió, y él quedó tirado en la arena, y luego se levantó como un loco borracho y trató de darle piñas a los hombres que lo sacaban de allí y pedía a gritos su estoque, pero se desmayó. Salió el muchacho y tuvo que matar cinco toros porque no puede haber más que tres matadores, y para el último toro estaba tan cansado que no podía sostener el estoque. Apenas podía levantar el brazo. Lo intentó cinco veces y la multitud estaba silenciosa porque era un buen toro y parecía que era él o el toro y por fin lo hizo. Se sentó en la arena y vomitó y ellos sujetaron una capa sobre él mientras la multitud gritaba y arrojaba cosas al ruedo.
capítulo 3
Los minaretes de Adrianópolis[2] sobresalían en la lluvia a través de la llanura de barro. Las carretas estaban atascadas a lo largo de las treinta millas del camino de Karagatash[3]. Búfalos de agua y ganado arrastraban las carretas a través del lodo. Sin principio ni fin. Solo carretas cargadas con todo lo que ellos poseían. Los viejos y las mujeres, empapados, caminaban manteniendo el ganado en movimiento. El Maritza[4] corría amarilleando casi hasta el puente. Las carretas estaban atascadas sobre el puente con camellos deambulando entre ellas. La caballería griega se hacinaba a lo largo de la procesión. Las mujeres y los niños iban en las carretas acurrucados entre colchones, espejos, máquinas de coser, fardos. Había una mujer dando a luz con una muchachita sosteniendo una manta sobre ella y llorando. Miraba muerta de miedo. Llovió durante toda la evacuación.
[1] Este relato, junto con los capítulos 12, 13 y 14, que leeremos en las próximas semanas, tienen como tema la lidia de toros y son parte de la 'historia oculta' de la nota Bullfigthing a Tragedy (La corrida de toros, una tragedia), publicada el 20 de octubre de 1923 en el Toronto Daily Star, cuando Ernest Hemigway documentó sus primeras vivencias en el mundo de la tauromaquia, incluidas las Fiestas de San Fermín en Pamplona. Se puede decir que la nota mencionada y el universo de las corridas de toros son claves de bóveda de su poética: notas, relatos, la novela Fiesta y, fundamentalmente, el ensayo Death in the Afternoon (Muerte en la tarde) donde explicita su 'teoría del iceberg'. Hay que destacar su cuento "The Capital of The World" ("La capital del mundo"), publicado originalmente en The Fifth Column and the First Forty Nine Stories, 1938. Ese relato transcurre en una pensión de la calle Jerónimo, donde se alojaban toreros, banderilleros y picadores, en ascenso o en decadencia. Fue en esa pensión donde se alojó Ernest Hemingway en 1923: sus comidas y ambiente están descritas en la nota Bullfigthing a Tragedy. Posteriormente "La capital del mundo" se incluyó, entre otros libros, en Winner take Nothing.
[2] Adrianopolis, en la frontera con Grecia, es actualmente la ciudad turca Edirne. La 'historia oculta' de este relato es la nota A Silent, Ghastly, Procession (Una procesión silenciosa y espectral), publicada el 20 de octubre de 1922 en el Toronto Daily Star. Hemingway cubrió los incidentes de la guerra greco turca, entre otros: el éxodo masivo de griegos, luego de que las tropas de Kemal Atatürk recuperasen la ciudad de Esmirna, invadida y ocupada por tropas griegas en 1919.