Nos está quedando pequeña la palabra modernidad, en la era de la tecnología, la plástica ha generado un interesante afluente de artistas plásticos que con el uso de nuevos elementos, la tecnología, incursiona en estrategias discursivas artísticas que pueden verse como una distorsión generacional.
Un lenguaje nuevo, difícil de digerir para generaciones que transcurriendo la modernidad han switcheado a otra velocidad.
Modernidad es un término que cobra sentido en el siglo XIX, aunque en la historia del arte, deviene de los siglos XV y XVI, sin embargo es la revolución industrial y el término capitalismo el que detonan el ámbito en cual se desarrollará la modernidad.
El horizonte de desarrollo del arte, la pintura la escultura, vive un auge propio de la reverberación de la época, el placer de disfrutar del arte es parte de la reacción hacia la perturbación que las guerras precedentes a la era industrial.
La filosofía y conceptos estéticos desafían un mundo donde la política es una herramienta de control.
Los diferentes cambios, se denominan primera modernidad, segunda modernidad, y así, a falta de palabra mejor, la modernidad es el siempre presente; sin embargo la era de la tecnología ha venido a conmover los lineamientos forzando a las rupturas estéticas imperantes, los nuevos elementos no solo son una herramienta, sino también parte de la obra, contenido y contenedor.
Experimentar los procesos del cambio no es sencillo para una estética que coincide con lineamientos históricos y con la disrupción de la era de la posverdad, la era de la singular intervención, en la sociedad, de nuevas formas de comunicar, de expresar.
Sin duda, el arte moderno, es un elemento imbricado en esta sociedad, es de esperarse que la modernidad de la era en la Internet, eleve ese factor de convergencia a un sin número de propuestas artísticas que salen de la esfera de los conceptos de recursos en arte; aquello que se pude tocar, oler, percibir, habrá de intervenir en los sentidos de otra manera; la idea de un museo el en que se pude participar mediante una reproducción en 3 D, a través de una computadora, y examinar una obra de arte en 3 dimensiones, es también una particular forma de intervención del espectador que ofrecerá otras visiones a los artistas plásticos del futuro o del presente.
Estamos asistiendo a la inminente vanguardia artística que vendrá a romper con las formas del diálogo artístico y conmover las estructuras establecidas, porque como siempre: el arte abre puertas.