La Teoría del Apego explica bastante bien algunos de los comportamientos que adoptamos en la vida adulta como consecuencia de lo sufrido durante la infancia. Y los padres son los principales responsables de ello.
No es un secreto que los primeros años de vida influencian en gran medida el desarrollo de una persona. Sin embargo, es desde hace pocas décadas que le damos una verdadera importancia a este hecho, razón por la cual ahora es más común intentar ser una mejor figura parental.
Entender la Teoría del Apego puede ayudar a adoptar una relación realmente saludable con el niño y que este comportamiento sea replicado en su vida adulta. Y esto no es una tarea sencilla, porque nadie sabe de forma inmediata cómo ser madre o padre, así que no es descabellado pensar en talleres para padres.
¿Qué es la Teoría del Apego?
Fue desarrollada por John Bowlby en la década de 1960. Se centra en las relaciones que se establecen entre las personas, especialmente las cercanas. Establece que el control de las emociones y la calidad de las relaciones se fundamentan en el estilo de apego que tiene cada uno.
Los tipos de apego
La parte más interesante del estilo de apego es que no es una característica innata e individual. Más bien, es algo que se desarrolla como consecuencia de la relación con el cuidador principal durante los primeros años de cualquier persona. Es una reacción que se extiende durante años, hasta que la persona busque cambiarla de forma activa.
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Apego seguro. Es el estilo realmente saludable, en el que la persona tiene relaciones de confianza duraderas. En el niño se manifiesta en actitudes como llorar cuando los padres se van y sentirse seguro con ellos. El padre lo incentiva a través de cubrir las necesidades de sus hijos y el juego.
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Apego ansioso. Se caracteriza por desconfiar en exceso de los extraños y en el rechazo pasivo de los seres cercanos. El niño llora cuando no están los padres, pero no se tranquilizan cuando vuelven, lo que se deriva de la poca disponibilidad de sus cuidadores.
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Apego evitativo. Se manifiesta a través de evitar relaciones cercanas, algo que en la niñez se ve como la indiferencia ante cualquier figura, incluyendo a los padres. Esto surge como consecuencia de una ausencia demasiado prolongada.
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Apego desorganizado. Ocurre cuando una persona va del apego evitativo al ansioso, y viceversa. Los niños lo muestran a través de confusión y aprehensión ante un cuidador.