Hay que tener claro que los usuarios con los que mantenemos contacto a través de las redes sociales, no son nuestros, son de la aplicación.
El esfuerzo para pasar a los usuarios que nos interesan, es equivalente a una participación exhaustiva en las redes, y la tasa de conversión a clientes es baja y la razón por la que las grandes empresas han comenzado a dejar de lado esa estrategia.
Sin embargo y atento a las evidencias, las herramientas de control pueden dar cuenta de un resultado objetivo: la generación de contenido.
Sin embargo, los medios donde diseminar ese contenido son puesto a prueba permanentemente, teniendo en cuenta que en las redes sociales el problema es el filtro, la hora en que se difunde, la cantidad de seguidores y la permanente necesidad de ampliar los seguidores para obtener un porcentaje de atención incontrolable.
La situación radica, fundamentalmente, en que en las redes, si bien probablemente estén nuestros consumidores, no son consumidores de nuestro producto, son consumidores del medio de comunicación.
Otra falacia es creer que se gestiona en redes sociales, precisamente lo masivo tiene una forma de procesar la información que no ayuda a los que venden o proponen, sino que ayuda y vende para la red social. Asociarse a la red, pagar ese servicio, tampoco ha resultado rendidor, no en la proporción que requiere la inversión, no sólo económica, sino de tiempo.
Es por ello que el verdadero negocio de las redes sociales son su característica principal: la comunicación.
Hoy las comunicaciones se han vuelto críticas, no es posible atender en persona a cada usuario, sobre todo porque no es un cliente, sino un contacto en proceso de convertirse en cliente, ese primer contacto, quizás, lo define todo.
Esto quiere decir que aunque se dominen las redes, que aunque se tenga buen contenido, buscar las personas para las que está definido, no es sencillo, y ese es el punto importante: lo masivo se vuelve un sistema que no se puede gestionar a escala humana, de manera que las estrategias deben involucrar que el contenido tenga una forma de propagación que no use nuestro valor más importante: el tiempo.
Para generar contenido, hay que tener en cuenta un propósito principal: no perder el tiempo. Colocarlo en los sitios inadecuados es perder el tiempo, las redes sociales lo son.
Lo ideal es confiar el contenido en donde hay gente leyendo contenidos, es decir, un espacio donde los busquen, el propósito sirve para que los usuarios, potenciales clientes nos encuentren a nosotros, es decir, aportar al posicionamiento en buscadores. Luego, hay estrategias que ayudan al tiempo y al aprovechamiento del material.
Generar contenidos no es sencillo, y lo mejor es aprovecharlo al máximo, por una parte, si se colocara en las redes sociales hay que saber que los buscadores no registran las copias en las redes, ni los “me gusta”, ni los “compartir”, sencillamente porque son manipulables y es una de las acciones que no le hace bien a las empresas, ya que necesitan clientes, no usuarios bien intencionados. Cuando hay contenidos que se hacen virales, no es importante para el posicionamiento, se beneficia la propia red y tal vez un poco de popularidad para el que le produjo. Son acciones al azar, un negocio no puede basarse en aspectos tan volátiles.
La mejor estrategia es generar contenidos interesantes, acorde al tema que le aporte al usuario que busca ese contenido.
Luego, encontrarle un espacio en alguna publicación, noticias de prensa que son los espacios donde los usuarios están para leer, interesados en un tema que los convoca, esos son los más probables clientes, luego, las redes sociales son para concretar la operatoria, no para buscarla. El contacto importante a través de redes sociales es cuando el usuario ya es cliente.