Las matemáticas es una ciencia abstracta, porque representa con signos y convenciones un significado que, muchos piensan, es una manera de ver el mundo. El arte abstracto comparte las mismas definiciones, para ambos, hay un común denominador: un lenguaje que ofrece interpretación, según es espectador.

Podría prevenirse una controversia entre la palabra arte y ciencia, teniendo en cuenta que la ciencia provee métodos para resguardar su veracidad, el arte cuenta con un dispositivo no verificable, aunque a veces se basa simplemente en la opinión de expertos, tal como la ciencia de científicos. El campo de especulaciones de ambos da margen para la reflexión sobre el efecto y la importancia de encontrar concordancia en que ambas definiciones son válidas y refieren a una verdad, en un caso esa verdad tiene que ver con la percepción, en el otro con otros campos de validación, las matemáticas son la base de otras ciencias, como la física, la medicina; el arte no tiene más campo de validación que la experiencia sensorial de un espectador.

Ambos cuentan con campos de conocimiento aparentemente divergentes, sin embargo los conocimiento y las especializaciones artísticas se alimenta de todas las ciencias, no sólo las humanas, sino también las tecnológicas, las físicas, el arte se sale de sus dos dimensiones y produce un sistema conectado al conocimiento, tanto del espectador como del autor, y es permeable a la época en la que exhibe su sentido, así como muta hacia adelante hacia atrás, reinterpretando cuestiones relacionadas a las épocas, del mismo modo que avanza la ciencia.

El foco en que se desarrolla el arte u su objetivo, podría considerarse diferente, pero las técnicas, los motivos, los elementos artísticos representan la época de producción, revelan la expresión del autor y conecta con el espectador; para que la ciencia combine esos efectos, le hace falta muchos más tiempo del que le lleva la conexión con el arte entre la obra, el espectador y la producción de sentido.

Desde algún punto de vista, el arte va por delante de la ciencia.

El laboratorio del arte se nutre de la ciencia y de todo a su alrededor, del mismo modo que la ciencia: la naturaleza, los descubrimientos, los elementos, las nuevas técnicas para creación de obras.

En dos o tres dimensiones, el arte, las ciencias, perturban la naturaleza humana, la impacta y modela, el futuro se hace de ambas, y los artistas plásticos funcionan como los científicos, siempre empujan los límites más allá.

No es de extrañar que haya una relación tan estrecha entre ambas visiones que el arte sea una de las aficiones que muchos científicos comparten, ya sea las matemáticas, la física, la química; en este último hay, por ejemplo interesante avances sobre elementos que hace invisible la obra. Parece un contrasentido, ya que la obra es precisamente para observarla, sin embargo en lo que no se ve, también hay una intención artística.

Un artista plástico ha creado una pintura que se hace invisible a ciertas condiciones de luz y posición del observador, o la propuesta que hace visible la pintura cuando llueve, iniciativa de artistas coreanos, a la que llama pintura hidrocromática, se hace visible por efecto del agua de lluvia y se ve en las calles en Seúl.

Desde siempre, la ciencia ha formado parte de los elementos para crear arte y aunque algunos encuentran en las formas fractales la intervención matemática, en la realidad del arte, la ciencia interviene en todo momento, ya sea en los materiales, como en la forma, contenido y provocación del orden natural.