Conducta o aprendizaje, el fenómeno de la percepción visual se ha convertido en arte a partir de la concepción de reflexión sobre la interpretación sobre la obra, y más ajustadamente sobre la percepción sensorial del observador.

El factor distintivo de apreciar las diferentes facetas del arte nos ha ido afinando las condiciones de esa percepción, aunque dicen que la educación del gusto artístico es el principal factor para su apreciación, lo cierto es que la creación, en tanto arte visual, proviene de todo tipo de fuente, no siempre producto de la cultura preeminente.

El desarrollo de la sensibilidad para profundizar sobre el observador, es un logro ajeno a la intención del artista, la premisa del arte no es la valorización anterior, sino el impacto posterior.

Los estudios sobre expresión del arte visual ofrecen un abordaje interesante, pero no es parte de la obra, sino su efecto.

Aunque el análisis del contexto cognitivo de una obra parece parte del factor sobre su importancia, solo el tiempo manifiesta su verdadero valor, la comprensión de la expresión en la época no siempre es la misma, y la abstracción ha demostrado ser un aspecto muy maleable en los observadores del arte de todas las épocas.

Estos conceptos colocan las obras de arte visual dentro de un contexto tan amplio que hace difícil la discusión entre las apariencia de las obras y el conjunto de características que las pueden convertir en una gran obra, esa que trascenderá a su autor e incluso a sus críticos, pero estas son las piedras con las que los artistas de todos los tiempos han tropezado.

Aristóteles sostenía: “El alma jamás piensa sin una imagen”, lo que deja al aspecto cognitivo de la obra en evidencia de que lo percibido es posible de ser educado.

En todos los órdenes la observación generalizada se convierte en la observación personal cuando hay involucradas sensaciones y ese es el mejor aspecto que del arte se espera, el impacto personal, el impacto único.

Separando es aspecto de la creatividad, son la elaboración de la creación mediante el aprendizaje, el punto de vista artístico hace la diferencia.

Podremos estudiar a los grandes artistas visuales, e incluso imitarlos, pero siempre habrá una instancia de lo único en el original que se destaca y es percibido de manera diferente.

Toda obra estará sometida a la contaminación del camino que el artista recorre en su avance con las técnicas, con los referentes importantes, la identificación es ineludible, encontrar esa característica de unicidad es el talento requerido para sobresalir, no en el sentido de la fama, sino en la satisfacción del motor interior que mueve al artista.

Sobre si la percepción de la obra es el camino de la realidad o es un camino de aprendizaje obligado, son cuestiones que en ocasiones se ha llegado a cuestionar, hay artistas que parecen haber nacido “sabiendo”, y la retroalimentación del aprendizaje parece sobrar o no afectar el producto final.

En la sociedad de consumo actual los análisis sobre la verdad del arte, es la discusión sobre la verdad del método, con la tecnología, el arte ha ampliado sus herramientas, pero no deja de ser una característica del autor. También es cierto que el arte visual ha crecido por el uso de la comercialización y el marketing en direcciones inesperadas, sobre todo dándole una connotación de arte menor, pero el arte visual sabe tomarse sus espacios, hasta no hace mucho las revistas de historietas eran tomadas como un género menor de la literatura, pero la calidad en gráfica y guiones ha terminado imponiéndose con fuerza dentro del espacio del arte visual. A pesar del uso en cualquier dirección el arte visual es una necesidad humana del placer por el placer mismo de la experiencia sensorial.