Aspectos técnicos, literarios, edición, corrección de estilo
Los escritores crecemos en este oficio en soledad, luego, al tomar contacto con el mundo, el que va ha juzgar, sobre todo, el producto escrito, comienzan las vacilaciones.
Somos reacios a los comentarios, hay una resistencia natural, que hay que desnaturalizar, cuando el texto sale de la esfera del secreto, comienza una vida pública a la que hay que atender de otra manera; dejar de lado el capricho, el enamoramiento, o sea la ceguera, y aprender a ver los textos desde otro punto de vista. Es sabido que es muy difícil salirse de sí para tomar decisiones respecto al texto, y es entonces cuando se debe tener en cuenta las herramientas externas: lecturas ajenas en las que podemos confiar, y sobre todo la corrección en aspectos formales, estilo, ortografía, proyecto literario puesto en escena, edición.
El texto, una vez publicado, tendrá una vida independiente y será juzgado, ahora sin posibilidad de tener contacto con el resultado de ese proceso, por ello es muy importante tener una visión lo más precisa posible de su estado, el estado literario.
El más importante movimiento es la corrección de estilo, ello implica una intervención sobre el texto de aspectos formarles, no sólo ortográficos, sino técnicos.
Implica detectar defectos de redacción, inapropiado uso léxico, rasgos y registros de la lengua, de la escritura; fundamentalmente es un control de calidad del texto, independiente de lo que se esté contando en él.
Muchos escritores cometen la ligereza de ahorrarse este paso, y lamentablemente no es el único problema, podemos caer en una mala edición por parte de aquellos en los que confiamos esta tarea.
Cuando trabajamos con una editorial importante, con libros interesantes, también estamos en condiciones de tener cierta confianza en este paso importante: la corrección de estilo.
La supervisión del texto, mejora sus posibilidades; la comprensión de los problemas de comunicación y comprensión del texto no es algo que el autor mismo pueda detectar, ya que él tiene un modo de interpretación, un aparato personal de lectura al que le resultará invisible todo otro aspecto del discurso escrito que no sea el propio.
El corrector de estilo interviene en la dimensión formal del texto, escritura, ortografía, ya sea por transgresión y consistencia en esa transgresión, tanto si es la intención del autor, como si no; como parte del proceso literario el corrector comprenderá las propuestas del autor y las llevará adelante con la consistencia que el calor de la escritura hace imposible para el autor.
También hay que comprender que la formación de un corrector de estilo no es la del escritor, ni la de la formación académica, éstos son complementos necesarios, pero no suficientes; el conocimiento de la lengua, el dominio de la gramática normativa, habilidades de redacción y edición son conocimientos mucho más amplios. La carrera de corrector literario no es la carrera de letras, es un saber de otro orden, lo complementa, pero no son equivalentes.
En otras palabras a la hora de decidir publicar, revisen antes el texto con un corrector de estilo, les sorprenderá la cantidad de errores de interpretación, lenguaje y elementos literarios que no se notan en la lectura personal.
Cuando el libro está publicado, ya es tarde.
Cuando un buen lector afronta un libro con errores de estilo, tal vez no conoce los errores, pero se desanlentará para continuar la lectura aunque no sepa ponerle nombra al por qué.
Un libro que se publicó con una mala edición, cierra la lectura de las futuras obras del mismo autor.
Mejor no desaprovechar la oportunidad al poder publicar una obra, son errores que no desparecen con el tiempo.